Refrescos: de polémica en polémica
Madrid
Estos días ha habido dos noticias que han "agitado" el mundo de los refrescos:
- Se han dado a conocer datos que "desnudan" las relaciones "pecaminosas" de algunas industrias alimentaria y algunas asociaciones y colectivos médicos.
- También se ha sabido que la Organización Mundial de la Salud, OMS, ha pedido subir un 20% los impuestos sobre estas bebidas para reducir la obesidad. Vamos que ven relación causa-efecto.
Ambos asuntos de actualidad están estrechamente relacionados. La voz de alarma sobre los "manejos" de algunos fabricantes – allí el problema es más serio que aquí, pero vamos por el mismo camino - la han dado desde EEUU, que encabeza los ranking mundiales de obesidad y sobrepeso y también, casualidad, en consumo de bebidas refrescantes.
Y se ha confirmado – ya se sabían algunas cosas - que las marcas más prestigiosas, Coca Cola y Pepsi, gastan ingentes cantidades de dinero en "ayudas" a colectivos como la Asociación Americana del Corazón, Asociación Americana de la Diabetes, Cruz Roja, Academia Americana de Pediatría… Incluso, por sorprendente que parezca, en el Instituto Nacional de la Salud o el Centro de Control de la Prevención de Enfermedades. ¿Ayudas desinteresadas? ¿Pagos en forma de subvenciones, ayudas o patrocinios para cambiar opiniones, voluntades, mirar para otro lado? ¿Quizá cambio de posiciones, dejar de ser beligerantes? Veremos.
Con un dato significativo que no es baladí: en 2012, el 35% de los americanos eran obesos y el 69% sufrían sobrepeso. Justo ese año, el país gastó 190.000 millones en dólares en tratar enfermedades relacionadas con la obesidad, el 20% del total del gasto sanitario. Por esos años, cada americano consumía unos 170 litros de bebidas azucaradas. Podéis sacar vuestras propias conclusiones...
Nos pilla lejos pero tiene muchas similitudes con ciertas "prácticas" llevadas a cabo en nuestro país, como las "ayudas" de determinadas marcas de alimentos a colectivos como los pediatras y otros colectivos médicos, o la Fundación de los hermanos Gasol, que han sembrado con sus logotipos productos que no son precisamente los más saludables. Una actitud de apoyo que no gusta en otros muchos colectivos médicos y que indigna a dietistas-nutricionistas, como lo colaboradores habituales de Ser Consumidor, Julio Basulto y Juan Revenga.
Hasta la Organización Médica Colegial, tras la polémica de unas galletas, publicó en febrero un comunicado en el que se decía textualmente: "es contrario a la ética avalar productos alimentarios de dudoso beneficio para la salud y, mucho menos, cuando pueden ser incluso perjudiciales".
Por si esto fuera poco, la OMS cree que los refrescos contribuyen a "engordar" estos problemas de obesidad y sobrepeso en el mundo, además de generar otros problemas médicos en la población, como diabetes, caries dental... Por eso pide subir en un 20% los impuestos y así frenar su consumo. "Nutricionalmente la gente no necesita ningún tipo de azúcar en la dieta, con calorías innecesarias", han dicho los responsables de Nutrición de la OMS.
Pero las industrias ya han puesto el grito en el cielo. Que si no se puede hablar de alimentos buenos y malos, que si han bajado las calorías un 23%...
Ahora se trata de saber quién se llevará el gato al agua. Las poderosas industrias alimentarias o los modestos responsables de la salud. Yo lo tengo claro...