Cómo fraguó Ruz la operación para que nadie filtrara el registro en Génova

Madrid

La discreción y la prudencia son dos de las principales virtudes - defectos para algunos- del titular del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, Pablo Ruz, según fuentes cercanas a su entorno. Su actitud durante toda la investigación de la supuesta contabilidad b del Partido Popular ha sido la de dar pequeños pasos, pero firmes, para impedir cualquier tropiezo que pusiera en riesgo las pesquisas encaminadas a esclarecer la verdad. Y este jueves, al fraguar la operación que ha conmocionado al partido en el Gobierno con el registro de su sede nacional, ha dado nuevas muestras de ello.

Pablo Ruz, según fuentes del caso, se puso en contacto durante la tarde de ayer con uno de sus inspectores de confianza de la Unidad de Delitos Económicos y Fiscales (UDEF) de la Policía Nacional. Del reducido equipo que trabaja con el magistrado codo con codo tanto en el caso Gürtel como en el de la caja B del PP. El agente 81.067 no se encontraba en la oficina. No estaba disponible. Y Pablo Ruz le comunicó que sobre las 19:00 horas se presentasen en el juzgado uno de sus compañeros, experto en los supuestos pagos en negro del PP recogidos en los 'papeles de Bárcenas', y un analista informático de la Brigada de Información Tecnológica de la Policía Nacional. Ruz comunicó al agente 81.067, según fuentes conocedoras del caso, que necesitaba a ambos para efectuar un requerimiento con posible entrada y registro. No dijo dónde. No dijo a quién. Ni siquiera al policía de su estrecha confianza.

Los dos agentes se personaron en el despacho de Ruz, situado en la segunda planta de la sede provisional de la Audiencia Nacional, en el número 12 de la calle Prim, alrededor de las 19:15 horas. Fue entonces, y solo entonces, cuando les comunicó su destino. Iban a entrar en la sede nacional del Partido Popular para, por las buenas o mediante registro, recabar toda la información que encontrasen relacionada con los 'papeles de Bárcenas' que abundaría en la contabilidad B del PP. Unos papeles de Bárcenas a los que el juez ya concede un alto grado de verosimilitud, puesto que según su auto de este viernes, ya "puede concluirse la realidad indiciaria de varios apuntes contables de los allí reflejados, que ha venido a ser confirmada por las diligencias practicadas (declaraciones testificales, análisis documental comparativo con los datos de la contabilidad oficial remitida por el Partido Popular y Tribunal de Cuentas, etc)".

Después de recibir las directrices del magistrado para la operación, los dos agentes, acompañados por el secretario judicial Javier Ángel Fernández, abandonaron el número 12 de la calle Prim y se dirigieron al 13 de la calle Génova. Un recorrido de solo 10 minutos. Y esos fueron los que tuvieron para poder llamar a sus superiores y alertar del dispositivo. No hubo tal comunicación según fuentes del caso. Andaba con ellos el secretario judicial. A las 19:50 llegaron a la sede del Partido Popular con el auto de Pablo Ruz en sus manos que autorizaba el 'requerimiento' y subsidiariamente, si no existía colaboración, la entrada y registro.

Pilló a todos por sorpresa. Nadie en el Gobierno, en el PP o en la cambiante cúpula de la UDEF según las mismas fuentes, se enteró de las intenciones de Ruz hasta que se identificaron sus enviados. Y aquello se convirtió en un registro de facto. Desde las 20:00 horas del jueves hasta las 10:10 de la mañana del viernes. Un total de 14 horas y 10 minutos en las que el equipo escudriñó cada rincón de la sexta planta de la sede del partido en el Gobierno.

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