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Política | Actualidad

Las 48 horas que han hecho saltar por los aires al Partido Popular: cronología de una guerra que arrancó hace meses

El choque abierto en el seno del PP ha creado dos bloques enfrentados tras las constantes filtraciones intencionadas de los entornos de Casado y Ayuso, que arrancaron este miércoles. Cómo terminará y quién sobrevivirá son a día de hoy las grandes incógnitas

Pablo Casado junto a Isabel Díaz Ayuso, Teodoro García Egea y José Luis Martínez-Almeida. / PIERRE-PHILIPPE MARCOU

Madrid

"Podrán fingir, pero la relación se ha roto. Habrá acuerdos, pero nunca confianza". Esta frase, pronunciada en privado por un importante dirigente popular a principios de noviembre de 2021, vaticinaba que Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso ya no eran ese dúo cordial y cercano de políticos jóvenes que venían a dar una nueva cara al Partido Popular para dejar atrás los casos de corrupción del pasado, sino que cada uno iba a actuar de forma independiente. Sin embargo, quizá uno de los escenarios que menos se podía vislumbrar era que iban a estar dispuestos a llegar hasta el final de las consecuencias, aunque eso suponga hacer tambalearse a todo el partido, -el principal de la oposición- que aspiraba (y aspira) a crear una alternativa real a Pedro Sánchez para el Gobierno de España.

Así, apenas dos días antes de que comenzase a saber que Casado y Ayuso habían roto su relación a nivel político, salió a la luz que la presidenta madrileña había bloqueado en WhatsApp a Teodoro García Egea, número dos y pieza clave para el líder del PP nacional. La explicación aportada por la todavía responsable popular, emitida desde el programa 'El Hormiguero' -donde se dio un baño de masas-, fue que tenía dos teléfonos y que lo había hecho tan solo en uno de ellos, alegando que ese lo utiliza únicamente para "tener línea urgente con mis directos", como son los miembros de su gabinete y del Ejecutivo regional. Además, fue junto a Pablo Motos cuando comenzó su campaña para aparentar normalidad con Casado, respondiendo a la cuestión sobre si su relación era buena de forma rotunda: "Sí, sí, sí, de verdad de la buena, sí".

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Sin embargo, según ha señalado este viernes el propio número uno del PP, este bloqueo en WhatsApp se produjo poco después de que Génova preguntase por los detalles del ya famoso contrato de 1,5 millones concedido por parte de la comunidad a la empresa de un amigo de la familia Ayuso. Según Casado, ante la insistencia de pedir esta información, la presidenta decidió dejar de permitir a Egea enviarle mensajes. De esta forma, iba avanzando el mes de noviembre y cada vez era más evidente el distanciamiento entre los líderes de Génova y la Puerta del Sol, hasta tal punto que estuvieron más de 40 días sin coincidir en ningún acto público, pero finalmente llegó la presentación del libro de Mariano Rajoy.

Este encuentro se produjo el 1 de diciembre y, a pesar de que se habían conocido algunas informaciones sobre el polémico contrato con el hermano de Ayuso, todo apuntaba a que el enfrentamiento entre ambos se debía a la convocatoria del congreso del PP en Madrid y a una supuesta aspiración nacional de la líder madrileña. Así, el encuentro tuvo lugar de manera fría y con el expresidente del Gobierno haciendo de intermediario. Apenas 10 después, se produjo un nuevo choque entre Madrid y Génova a cuenta de la cena de Navidad. Con la variante ómicron en pleno auge, la dirección nacional decidió cancelar todas las cenas oficiales y Díaz Ayuso criticó que la medida iba contra su política sanitaria, pero añadió: "Donde manda patrón no manda marinero".

Mientras continuaban las hostilidades entre el tándem Casado-Egea y la presidenta madrileña, llegó la convocatoria forzosa de las elecciones en Castilla y León en el marco de la estrategia de Casado de dar una imagen de alternativa política al PSOE. Se entró entonces en un periodo pre-electoral que congeló las tensiones. Los tres dirigentes políticos firmaron una tregua que se escenificó en numerosos actos de campaña en favor del candidato Fernández Mañueco. Pero el alto al fuego terminó apenas tres días después de que se celebrasen unos comicios que no tuvieron el efecto esperado en el PP y reforzaron a Vox, y lo hizo con una agresividad nunca antes vista.

Cuando el debate parecía que era la integración de Vox en el Gobierno de CyL, estalla la guerra

A pesar de que habían comenzado a circular informaciones que aseguraban que Ayuso estaba volviendo a la carga para pedir un adelanto del congreso de su partido en Madrid, todo apuntaba a que la principal preocupación del PP era decidir si forma un gobierno de coalición con Vox en Castilla y León. Sin embargo, el miércoles por la noche este asunto pasó a un claro segundo plano. El Confidencial y El Mundo publicaron informaciones que aseguraban que Génova trató de encargar a detectives privados para investigar irregularidades en el mencionado contrato de mascarillas, así como para averiguar detalles del entorno de la presidenta, con el presunto objetivo de tener un argumento para contenerla en caso de necesidad.

Desde Génova no tardaron en desmentir esta información, pero la guerra ya había comenzado. El día siguiente, el jueves 17 de febrero, quedará marcado en la historia negra del PP. Entorno a las 12 de la mañana, Díaz Ayuso compareció ante los medios para cargar con dureza contra Pablo Casado y la dirección nacional del partido. Tras acusarles de espionaje y de ir contra "lo más importante que hay", su familia, la presidenta señaló que "es lo peor que se puede esperar de la política", para después retar a Génova a que demuestre "que tuve que hacer un contrato irregular o que no soy honrada". Además, también sacó pecho por sus resultados electorales y declaró que, hace dos meses, cuando se enteró del asunto, habló con Martínez-Almeida para informarle, y este le transmitió que "lo investigaría".

Tras estas duras declaraciones, la respuesta de Génova no tardó en llegar. Apenas dos horas después, García Egea hizo lo propio ante la prensa, aumentando el tamaño de la fractura del partido. El secretario general del PP endureció el tono: "Nunca pude imaginar que se atacara de forma tan cruel e injusta a la dirección de un partido que le ha dado todo" e indicó que le abrirían un expediente informativo a Díaz Ayuso. Además, destapó una de las incógnitas que había: "Muchos se preguntan si este asunto guarda relación con las diferencias entre la fecha de la celebración del congreso del PP de Madrid, y la respuesta es que sí". Poco después, remarcó que "un buen resultado electoral no exime del deber de rectitud y lealtad".

Así, terminó el jueves sin que Pablo Casado hubiera dado su punto de vista, con la dimisión de Ángel Carromero, coordinador de la alcaldía en el Ayuntamiento de Madrid, para proteger a Almeida, y con los principales barones del PP viendo muy de cerca como se descosía a marchas forzadas la unidad interna del partido. El silencio del líder del PP se ha terminado este viernes por la mañana, donde en una entrevista en COPE ha cargado contra Ayuso, quien a su juicio pretende "destruirla" y se no entiende "qué es lo que ha hecho mal".

Además, ha centrado el debate en el contrato de la comunidad con el amigo de la familia de la presidenta, sobre el que el PP inició una investigación que no sentó bien en la Puerta del Sol: "A mí me llega una información con datos fiscales que probablemente viniera de una institución pública. En estos casos, primero preguntamos a los afectados y si hay pruebas convincentes las remitimos a Fiscalía. Le pido a Ayuso que venga al despacho, hablamos de muchas cosas y le digo con respeto y pesar que me ha llegado esto y le pido que lo investigue. Esa respuesta no viene y entre medias la única respuesta que hay de su entorno es pedir que se anticipe un congreso seis meses antes".

De esta forma, se llega al fondo de la cuestión: qué comisión se llevó el hermano de Ayuso y en calidad de qué. Desde Sol, la presidenta ha admitido que su familiar recibió 55.850 euros (más IVA) por el "cobro de gestiones" para "conseguir el material en China y su traslado a Madrid", una "contraprestación por su trabajo, no una comisión por intermediación". Sin embargo, dicho contrato ha dejado varias incógnitas, como por ejemplo por qué las mascarillas FFP2 y FFP3 aparecen en el mismo epígrafe y con un precio único, algo muy poco habitual en este ámbito.

Así, la última palabra no está dicha ni desde la calle Génova 13 ni desde la Puerta del Sol. Ambos tienen que aportar más detalles sobre las sospechas que sobrevuelan a las dos partes. Por un lado, Casado y Egea niegan que se encargase una investigación con un detective privado para espiar a Ayuso y su entorno, en contra de lo que señala el jefe de una empresa del sector, quien asegura que le intentaron contratar en varias ocasiones, pero se negó. Por su parte, la presidenta madrileña no ha esclarecido todos los detalles y, sobre todo, su hermano aún no ha explicado cuál fue el trabajo realizado en la compra de mascarillas por medio de la empresa de su amigo, y por el cual cobró, al menos, 55.850 euros. Así, la guerra continúa con la incertidumbre de qué Partido Popular saldrá cuando la tormenta pase y quienes serán sus líderes.

Carlos de Barrón

Escribo sobre actualidad en Cadena Ser.com, con...