Darío Barrio: 10 años sin el cocinero que eligió vivir "como un león"
El popular chef de Dassa Bassa, aficionado al paracaidismo, murió en Jaén practicando salto base
Reportaje | Darío Barrio: 10 años sin el cocinero que eligió vivir como un león
Madrid
Darío Barrio fue uno de los cocineros más mediáticos de España. Tenía un restaurante de éxito en Madrid (Dassa Bassa) y salía en programas de televisión (Todos contra el Chef), pero su otra gran pasión eran los saltos en paracaídas y el 6 de junio de 2014, con 41 años, murió practicando salto base en Segura de la Sierra (Jaén).
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Silka Barrio tiene claro cómo hay que recordar a su hermano: "Fue pionero saliendo a la sala, dando charlas en grandes empresas y relacionando la cocina con el arte o las finanzas", explica a Gastro SER. "Creo que se le recuerda como un precursor de la figura del cocinero que no solo es artesano, sino también divulgador o artista. Y claro, una cosa más: también ha sido el cocinero más guapo que hemos tenido en España".
Darío Barrio fue, junto a Sergi Arola o Andrés Madrigal, uno de los cocineros jóvenes más importantes del Madrid de la década de los 2000. Una época en la que también brillaba Alberto Chicote. "Además de ser un buen amigo, también fue alguien muy creativo y tremendamente generoso", explica. "¡Le sigo echando de menos!".
Mucho más que un cocinero de la tele
A finales de 2012, Chicote pasó de ser un cocinero conocido por los aficionados a la gastronomía, a convertirse —Pesadilla en la cocina mediante— en uno de los rostros más populares de la televisión. Pero antes de dar ese paso, acudió a Darío Barrio: "Me dijo que me tirara de cabeza y que lo disfrutara mucho. ¡Se lo agradezco cada día!".
Darío Barrio saltó a la fama gracias al programa Todos contra el chef, pero su idilio con la pequeña pantalla duró varios años más, tanto en Cuatro (Channel número 4 y Las Mañanas de Cuatro), como en Canal Cocina (Darío y Cía) o Antena 3 (Splash!).
Antes de todo eso, de todas formas, el cocinero madrileño ya se había ganado el respeto de colegas y periodistas, con premios tan importantes como el de Restaurante Revelación 2005, tanto para Madrid Fusión como para la guía de La Luna de Metrópoli. "Recuerdo platos como el foie con empanado de especias y carpaccio de calabaza o el lomo de cordero con migas y picotas", señala la crítica gastronómica Ana Marcos.
Valiente dentro y fuera de la cocina
"La cocina española ha perdido a un cocinero que no le tenía miedo a ser él mismo, ¡una cosa rarísima! Darío Barrio siempre buscaba su camino al margen de modas y tendencias", añade la periodista de Vozpópuli. "De hecho, era tan valiente que no puso cámaras frigoríficas en su restaurante porque decidió que se iba a nutrir de lo que compraba a diario en el mercado".
El cocinero, Pedro Larumbe, uno de sus maestros, le recuerda como "un cocinero completo" que destacaba por su fuerza, su pasión y su implicación. "También era muy perfeccionista y, aunque le gustaban los platos clásicos, también le influyó mucho su paso por elBulli. Además, aunque los cocineros no nos solemos volcar en la repostería, él también era un gran repostero".
Pero otro de sus colegas más ilustres, el chef Paco Roncero, confirma que Darío Barrio tenía "un aura especial" y que todo el mundo se enamoraba de él. "Le recuerdo siempre con una sonrisa, fiel a sus amigos y con esa alegría que le caracterizaba. Era una magnífica persona y un pedazo de cocinero".
Emociones fuertes
Tampoco era raro ver a Darío Barrio apoyando alguna causa solidaria, ya fuese ayudando a la ONG Bomberos Sin Fronteras en Haití o colaborando con el exitoso proyecto Cocina Conciencia, de la Fundación Raíces, que acompaña y forma en hostelería a menores extranjeros sin familia en España. "Tengo todavía un WhatsApp suyo diciendo que entrar en Cocina Conciencia era un gran honor y una enorme responsabilidad", comenta Lourdes Reyzábal.
Gastro SER | Parejas perfectas (y algún trío)
Lo que le distinguía del resto de cocineros de su generación, de todas formas, era su otra gran pasión: el salto en paracaídas. Una afición que le unió para siempre a Armando del Rey, del restaurante-tablao más famoso de Madrid: El Corral de la Morería. "Me lo presentó Manolo Chana y sentimos una conexión tan brutal que empezamos a saltar juntos", señala el hostelero madrileño, que en esa época colaboraba con Red Bull.
"Estábamos obsesionados con el paracaidismo", reconoce. "Manolo me dijo que teníamos que hacer que Darío empezase con el salto base... y al final hizo el curso en Italia con mi equipo, que es algo tan personal y delicado como unos gayumbos: ¡no se los dejas a cualquiera!".
Saltar, saltar y saltar
Armando del Rey asegura que todo el que se aficiona a un deporte como el salto en paracaídas es consciente de los riesgos y que en esos círculos la muerte siempre está presente, pero como algo lejano, que no te va a tocar. "Hay una frase que ves en todas partes y que a mí me dijo mi mentor: 'Solo es cuestión de tiempo ver morir a sus amigos'", asegura.
Al pedirle a sus amigos que compartan una anécdota de Darío Barrio, la historia se repite: saltos desde edificios en los momentos más insospechados y, a menudo, a altas horas de la madrugada. En el centro de Madrid, en Miami... ¡Allá donde estuviera! Alguna vez, al llegar al suelo, ya le estaba esperando la Policía. Pero el chef era tan carismático que, por lo general, acaba haciéndose una foto con los agentes y se iba de rositas.
Su hermana Silka, emocionada ante las preguntas de Gastro SER, explica que le encanta preparar su receta del rabo de toro con chocolate y también comer en Per Se Bistró, el nuevo restaurante de Andrés Madrigal, porque le recuerda al ambiente de Dassa Bassa. Pero nada le define tanto como el mote cariñoso que le puso: "Yo, de broma, le llamaba ratita porque siempre decíamos que 'más vale vivir 30 años como un león que 100 como una rata'. Y él, desde luego, vivió como un león".
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía...