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Las cuatro grandes taras de la Real Academia en el 50 aniversario de los Premios Nacionales de Gastronomía

La ceremonia contó con ausencias muy destacadas, tanto en el ámbito de la cocina como en el de la política

Los asistentes premiados anteriormente por la Real Academia de Gastronomía se hicieron una foto de familia en el Teatro Real. / RAG

Madrid

La Real Academia de Gastronomía celebró el pasado lunes una gran gala para celebrar los 50 años de los Premios Nacionales de Gastronomía. Un evento multitudinario con el que pretendía rendir tributo a quienes han convertido a la gastronomía española en un referente global y que reunió, en el Teatro Real de Madrid, a unos 900 invitados.

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La puesta en escena superaba por mucho a la austeridad con la que, históricamente, se han presentado los Premios Nacionales de Gastronomía, que durante muchos años se han celebrado en pequeños recintos a los que solo acudían los premiados, algunos académicos y parte de la prensa especializada.

La ceremonia empezó con una bonita sorpresa: la interpretación de la célebre sintonía del programa Con las manos en la masa por parte de Rodrigo Cuevas y Mapi Quintana. También acabó con música: dos canciones (no tan gastronómicas) del cantautor uruguayo Jorge Drexler. Pero lo que sucedió entre una cosa y otra, pese al buen hacer del actor Juan Echanove, que fue el presentador de la gala, decepcionó a quienes habían acudido al Teatro Real con expectativas.

¿Centralismo o irrelevancia?

Uno de los hechos más sorprendentes fue que, tratándose de una Real Academia de ámbito estatal, fueran un consejero de la Comunidad de Madrid y el alcalde de Madrid quienes, como autoridades, intervinieran con sendos discursos desde el escenario. Un impropio síntoma de centralismo (o de falta de relevancia) que no se corresponde en absoluto con la realidad de la gastronomía española, y menos aún tratándose de una cita tan solemne como la de un 50 aniversario.

Rodrigo Cuevas y Mapi Quintana interpretaron 'Con las manos en la masa' en el Teatro Real.

Rodrigo Cuevas y Mapi Quintana interpretaron 'Con las manos en la masa' en el Teatro Real. / RAG

Consultado por Gastro SER, Luis Suárez de Lezo ha asegurado que "la Real Academia de Gastronomía envió invitaciones a la Casa Real, a la Presidencia del Gobierno y a todos los ministerios pero, lamentablemente, por incompatibilidades de agenda, no pudieron asistir".

En este sentido, una de las asistentes a la gala (que prefiere no desvelar su identidad) critica que la Real Academia ha pretendido apropiarse del éxito de la gastronomía española, ocultando que, en realidad, la situación actual no es fruto de su influencia y de su criterio independiente, sino más bien de "un ecosistema plurinacional" en el que han intervenido muchas otras instituciones.

Elitismo y exceso de nostalgia

Pero otra de las grandes taras de la gala de la Real Academia ha sido su decisión de renunciar a entregar nuevos premios para centrarse solo en el homenaje al pasado. ¿Acaso no ha sucedido nada interesante en el último año? ¿Era incompatible reconocer el presente y el pasado en una misma gala? A lo largo de la ceremonia se dijo de forma repetida que "la gastronomía es cultura" y que se extiende mucho más allá de los restaurantes de alta cocina, pero al analizar los hechos, más que las palabras, el diagnóstico apunta hacia el elitismo y el exceso de nostalgia.

El presidente de la Real Academia de Gastronomía, Luis Suárez de Lezo, durante su discurso en la gala del Teatro Real, el pasado lunes.

El presidente de la Real Academia de Gastronomía, Luis Suárez de Lezo, durante su discurso en la gala del Teatro Real, el pasado lunes. / RAG

"Tenían la oportunidad de haber hecho algo especial y se quedó en un más de lo mismo", señala otra de las asistentes a la gala. "Es evidente que se trataba de un acto institucional, pero el contenido se redujo a una sucesión de señoros contando lo de siempre y un escaparate político con discursos muy vacíos en los que mencionaban palabras como sostenibilidad, economía y turismo, sin desarrollar ni entrar en detalles. Está bien que se haga un repaso histórico, pero hay muchas maneras de explicar esa historia y eligieron la que ya está más que contada y de la que sabemos que hay nuevas perspectivas".

Luis Suárez de Lezo aporta otro punto de vista: "La Junta Directiva decidió que este 50 Aniversario merecía un gran homenaje para la edad de oro de la gastronomía. Pero en la gala sí se habló de futuro, de la transformación del sector y de los retos que tiene por delante".

'Los de siempre'

Más allá de los discursos políticos —en los que no faltaron las (muy manidas) alusiones a las referencias gastronómicas del Quijote—, el hilo conductor de la gala fue un repaso a los últimos 50 años de la gastronomía española. Un ingrediente esencial, sin duda, pero que tampoco estuvo a la altura de lo esperado porque, en vez de apoyarse en la riqueza de las historias de los cientos de premiados por la Real Academia en el último medio siglo, se limitó a la lectura de un texto plagado de lugares comunes en el que volvió a destacarse la aportación de quienes ya llevan años recogiendo premios y recibiendo homenajes en todo tipo de foros. Como se suele decir: los de siempre.

Tan sonada como la ausencia de ministros de Cultura, de Agricultura o de Ciencia (del que dependen las Reales Academias) fue la de figuras del sector tan destacadas como Ferran Adrià o Pedro Subijana. ¿Qué credibilidad tiene una gala que rinde tributo a "la edad de oro", si no acuden dos de sus mayores leyendas vivas? Tampoco resultó muy elegante que, a pesar de que entre el público del Teatro Real se encontraban muchos de los premiados históricos, solo se les invitó a subir el escenario (para hacerse una foto), cuando el acto ya había terminado y el grueso de los asistentes se dirigía hacia el cóctel.

La tara más flagrante, de todas formas, quizá haya sido la del machismo. Un mal endémico —basta con fijarse en la foto de familia— que la Real Academia de Gastronomía comparte con muchas otras instituciones del sector, pero que en su caso resulta insoportable por tratarse de una corporación de derecho público. ¿Cómo puede ser que, en 2024, todo siga prácticamente igual?

Desinterés por la igualdad

Preguntado por Gastro SER, Luis Suárez de Lezo se ha limitado a decir que "la gala de celebración del 50 Aniversario de los Premios Nacionales de Gastronomía ha querido homenajear a todos los profesionales, mujeres y hombres, que han protagonizado las cinco décadas más brillantes de nuestra historia gastronómica, como se dejó patente en el desarrollo de la misma".

Dabiz Muñoz y Carlos Latre, entre el público del Teatro Real.

Dabiz Muñoz y Carlos Latre, entre el público del Teatro Real. / RAG

Para muchos asistentes, sin embargo, resultó bochornoso que la gala estuviera —una vez más— protagonizada casi exclusivamente por hombres, y que la Real Academia haya vuelto a desaprovechar la oportunidad de corregir decisiones del pasado y de destacar a figuras ya reconocidas, como Carmen Simón Palmer, Isabel Maestre, Tatus Fombellida, las hermanas Reixach, Maria Nicolau o Claudia Polo, y también a las miles de mujeres invisibles que, desde muchos ámbitos, han dedicado buena parte de su vida a la gastronomía popular.

Sería injusto no reconocer la evolución y las buenas intenciones de la Real Academia de Gastronomía, que fue creada en los años del tardofranquismo y que cuenta con membresía vitalicia, o no celebrar la asistencia a la gala de referentes mundiales de la cocina, como Oriol Castro (Disfrutar), Dabiz Muñoz (Diverxo) o Andoni Luis Aduriz (Mugaritz), entre muchos otros. Buena parte del público celebró también que la gala fuera "corta" y que permitiera intercambiar impresiones con colegas a los que no ven muy a menudo. Pero la gastronomía española —tan rica, tan diversa y tan importante para el país— probablemente merezca algo mejor.

Gastro 25 | Entrevista a Luis Suárez de Lezo

Carlos G. Cano

Periodista de Barcelona especializado en gastronomía...