El gran problema de las chefs para ocupar altos cargos y lo que puede cambiarlo todo: "Ahora empezará a haber más"
Chefs como Carme Ruscalleda, Begoña Rodrigo o María Gómez y varios expertos gastrónomos debaten sobre por qué sigue sin haber muchas mujeres en puestos de dirección en hostelería cuando las cocinas están llenas de ellas
Madrid
Ocurre en prácticamente todos los ámbitos profesionales: las mujeres son mayoría en la Universidad, están activas en el mercado laboral casi en igualdad respecto a los hombres, pero solo una minoría ocupan puestos de dirección. En sectores como la hostelería, donde la mujer siempre ha estado muy presente, es especialmente llamativo. Basta con ver cada año las fotos de los chefs con estrella Michelín.
"Aunque el género nunca se convertirá en un criterio de selección y distinción por parte de los inspectores de la guía, somos plenamente conscientes de la responsabilidad que tenemos y del papel que podemos desempeñar para fomentar un cambio importante en el sector", reconoce Mónica Rius, directora de comunicación de Michelín, antes de dar comienzo a un debate sobre el papel de la mujer en la alta gastronomía que tuvo lugar la semana pasada en Cartagena. Un encuentro para calentar motores de cara a la ceremonia de estrellas que celebrará el 26 de noviembre en Murcia.
La periodista Marian Gerrikabeitia plasmó esta realidad en el documental Ellas Primero. Pioneras de la Gastronomía Vasca. Mujeres cuya historia ha quedado totalmente invisibilizada y cuya aportación ha sido fundamental para que la cocina vasca esté hoy donde está. En un momento de la cinta, se pregunta a mujeres que se forman para ser cocineras en el Basque Culinary Center por sus referentes femeninos y apenas alcanzan a decir un nombre. Ni rastro de chefs como Nieves Barragán, con una estrella Michelín en Reino Unido, que hasta el Financial Times declaró una de las mujeres más influyentes.
Begoña Rodrigo: "Me llegué a gastar 2.600 euros para que cuidaran de mi hijo"
La chef Begoña Rodrigo de La Salita (1 estrella Michelín) lleva 30 años en hostelería y cree que las cosas han cambiado "poco o nada" respecto a la mujer. "Yo tuve la gran suerte de ser madre y tener una suegra a 3.000 kilómetros que no me estaba dando por el saco todos los días preguntando "¿y tú hijo con quién lo dejas?" y pude criar a mi hijo en una libertad de un entorno pero hay algo que va intrínseco en la cultura y es que un hombre abre un restaurante y ya da por hecho que tiene una administrativa en casa, una señora que le cuida a los niños, una señora que le hace las faenas de casa y ya todo lo tiene hecho. Una mujer abre un restaurante y, o lo tiene muy claro y hace una red personal muy buena alrededor y tiene claro que tiene que contar con unos salarios que van a cubrir desde el primer día que abren el restaurante que sean su soporte, o está perdida", sentencia.
Después del debate, comparte una anécdota personal al micro de la SER: "El primer sueldo que nosotros ganamos cuando abrimos La Salita que estaba con mi pareja fueron 600 euros. Él me dijo "bueno, pues nos vamos a ir a un restaurante" y yo dije "no, de eso nada. Voy a contratar a una señora para que limpie la casa". Y él me dijo "¿pero tiene que venir el rey?" y le contesté que no, pero que yo no quería limpiar la casa. Ese fue el primer dinero que se puso en mi casa, yo tenía claro que no quería irme a comer, quería que alguien limpiara la casa. Cuando nació mi hijo, él tenía que trabajar y yo también y yo me llegué a gastar 2.600 euros no todo el mundo tiene ese dinero para que se encarguen de tus hijos. Por lo que no solo es tener tu red, es que te la puedas permitir. Algo que va intrínseco para los hombres y que las mujeres nos la tenemos que crear y si no puedes pagar, no puedes seguir".
Carme Ruscadella: "Hay que copiar el modelo masculino"
Si había un nombre que salía cuando Marian Gerrikabeitia preguntaba por referentes a las estudiantes era el de Carme Ruscalleda. La chef renunció al título de Mejor Chef Femenina del Mundo que le dio 50 Best: "Jugamos en la misma liga. No se inventen una liga de segunda fila para ellas", criticaba en Gastro SER hace unos meses.
Ruscadella cree que "hay que copiar el modelo masculino": "¿Por qué crees que un hombre se pone al frente de la empresa que sea? Se pone ahí, dedicándole su vida, porque sabe que los niños están bien atendidos. Por lo tanto, hay que copiar esa fórmula y dejar que te señalen, "mírala no fue a la fiesta de la niña". Claro, no fue porque estaba trabajando y tú no sentirte culpable. Los hombres no se sienten culpables", señala.
Al hilo de esas palabras, Begoña Rodrigo recuerda un titular que todavía le persigue: "Dije algo así como que mi hijo nació un domingo, que era mi día libre, y yo estaba trabajando el miércoles. Esto la gente lo aplaude y a mí a día de hoy me da vergüenza que sea tan popular porque yo como empresaria debería tener el derecho a tener todas las semanas libres que tienen el resto de trabajadores de mi empresa y si no, debería coger la empresa y cerrarla. Pero este es un derecho que nosotras mismas no nos hemos dado".
La pandemia, ¿una oportunidad?
Begoña Rodrigo percibe que están surgiendo nuevos modelos de conciliación en la hostelería: "Modelos montados para la pareja, ella en cocina y él en sala, o al revés. Un negocio montado para dos para llegar a la alta cocina. Así que ver a mujeres solas triunfando lo veo un poco complicado".
Ese modelo se reproduce en el restaurante Magoga (1 estrella Michelín), en Cartagena. Allí la chef María Gómez está a los mandos de la cocina y su pareja, Adrián Marcos, dirige la sala. Se conocieron en la escuela de Karlos Arguiñano y desde entonces quisieron trabajar juntos: "Es uno de los motivos por los que abrimos Magoga, porque nadie nos contrataba juntos. Nos vamos compaginando y tenemos un buen equipo", cuenta a la SER que los fines de semana los abuelos les echan un cable. De nuevo, la importancia de la red.
María Gómez tiene claro que las dificultades para conciliar en la hostelería han sido siempre un freno para la mujer, que históricamente ha antepuesto los cuidados a su ascenso profesional pero cree que ahora los hombres también están racionalizando sus horarios: "Cuando te mueves en el mundo de la alta gastronomía, como en otras profesiones, los altos cargos siempre tienen que echar unas horitas de más. Después de la pandemia, la hostelería sufrió un cambio bastante grande. Veníamos de la vieja escuela donde se echaban 12-15 horas, hoy en día la mayoría de los restaurantes esto ya no pasa. Se hacen 40 horas, todo el mundo ficha, damos más días libres... Ahora empezará a haber más mujeres gracias a todos estos cambios que está habiendo", apunta esperanzada.
Ese cambio del que habla la chef tiene un nombre, la gran dimisión o la gran renuncia, un movimiento que comenzó en EEUU en 2020 y que llevó a millones de personas en todo el mundo, insatisfechos con su trabajo o su salario, a dejar sus puestos. La pandemia ha supuesto un cambio de prioridades y en la restauración ese cambio de paradigma llegó como un huracán. En 2022, todavía faltaban 50.000 camareros en España y aun hoy los hosteleros se quejan de las dificultades para encontrar personal.
Elisa Muñoz
Periodista en Cadena SER desde 2008. Primero en programas como 'La Ventana', 'Hoy por Hoy Madrid' o...