Pasó hace seis años, volvió a pasar hace tres... y ha vuelto a suceder. Como si se tratara de una tradición, David Muñoz ha viajado a Dinamarca para comer en el restaurante Noma —el mejor del mundo, según 50 Best— y ha publicado una de esas fotografías de comida que polarizan a la sociedad: para algunos, una idea espectacular; para otros, una especialidad repulsiva. Tal y como reconoció en la entrevista concedida a la Cadena SER, solo hay dos productos que el chef de Diverxo no soporta y, curiosamente, los dos son de origen vegetal. Cuando sale a comer, sin embargo, David Muñoz es capaz de llevarse a la boca productos que Instagram considera «contenido delicado». Lo curioso es que, de todo el menú de Noma (que no es corto, precisamente), al chef madrileño siempre le impacta el pase del pato, con el cual el cocinero René Redzepi reflexiona sobre nuestra relación con la naturaleza y la dieta omnívora. Aunque no resulta fácil conseguir mesa, por cierto, comer en Noma cuesta 2.800 coronas danesas (unos 375 euros): algo más de lo que costará Diverxo en 2022. «La cocina de Noma siempre es inspiradora en concepto y forma. René Redzepi es de esas personas que cambian el mundo a través de la cocina y marcan tendencia global, un cocinero al que admiro y respeto. Lo que yo llamo game changer total», ha asegurado David Muñoz en su cuenta de Instagram. Si en 2015 el chef de Diverxo publicó la imagen de un pato salvaje asado a la brasa, con el cuerpo un tanto carbonizado y un corte que permitía ver su pechuga, totalmente rosada, en 2018 compartió varias imágenes en las que se podía apreciar varias partes del animal cocinadas por separado: el ala, la cabeza... En ese momento muchos de sus seguidores ya se refirieron a las fotos del pato con palabras y expresiones como «grima», «ascazo», «patético», «vergüenza» o «too much». Pero David Muñoz nunca ha ocultado su pasión por la casquería y, por lo que puede verse en las imágenes que ha compartido en su cuenta de Instagram, también parece ser un gran amante del sabor de la cabeza de los patos. Al menos, cuando el que cocina es su colega René Redzepi.