El tribunal que juzga el procés independentista en el Tribunal Supremo celebra este martes las declaraciones de los dos últimos imputados que quedan por explicarse ante los jueces: Jordi Cuixart y Carme Forcadell. El presidente de Òmnium Cultural y la expresidenta del Parlament de Catalunya están acusados por la Fiscalía de impulsar decisivamente la independencia catalan en la calle y en las instituciones, respectivamente, atribuyendo a ambos el mismo delito de rebelión. Forcadell y Cuixart son, para la Fiscalía, dos caras de la misma rebelión, pidiendo para ambos los mismos diecisiete años de prisión. En el caso de la expresidenta del Parlament la acusación contra ella arranca en noviembre de 2015 y termina en las convocatorias a participar en el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017. Entre ambas fechas, once iniciativas independentistas admitidas y tramitadas por la Mesa a sabiendas, según la Fiscalía, de que «incumplían su deber de inadmitir y paralizar aquellas actuaciones contrarias al orden constitucional». Desde la Resolución 1/XI que daba comienzo a un «proceso político en Cataluña» tras los resultados de las elecciones de 2015 hasta la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) del 27 de octubre dos años después, pasando por normas clave como la Ley del Referéndum y la Ley de Transitoriedad, la Fiscalía considera que Forcadell y el resto de la Mesa del Parlament permitieron la tramitación y votación de once normas clave en el desafío independentista con las advertencias del Tribunal Constitucional encima de la mesa. Además de su actividad como presidenta del Parlament, la Fiscalía también atribuye a Carme Forcadell el haber participado en las concentraciones del 20 de septiembre de 2017 frente a la Consellería de Economía en Barcelona y el haber alentado la participación en el referéndum ilegal del 1-O. Para la Fiscalía, tanto ella como el resto de acusados, lo hizo «siendo conscientes de que con ello se podían producir explosiones violentas» que cimentan la acusación por rebelión. Carme Forcadell intentará, por tanto, defender ante el tribunal que su trabajo no era valorar el contenido de las iniciativas que tramitaba, sólo si cumplían con los requisitos formales. «Lo único que hace la Mesa es admitir a trámite todos los documentos y sólo mirar la forma, es un único filtro formal», dijo por ejemplo en abril del año pasado. También cuestionará que el resto de la Mesa del Parlament vaya a ser juzgada en Catalunya y ella en el Tribunal Supremo. La defensa de Forcadell ha empezado incluso antes de su declaración. Su abogada, Olga Arderiu, pregunta a todos y cada uno de los acusados si la expresidenta del Parlament tuvo alguna participación la preparación del referéndum, recibiendo siempre respuestas negativas. En sus declaraciones siempre ha negado haber visto o promovido la violencia: «Lo que vi fue mucha gente cantando con claveles en las manos. Salude al vicepresidente y nos fuimos», dijo sobre el 20-S. «No formo parte del gobierno, no participé en el referéndum por supuesto», dijo sobre el 1-O, concluyendo que «estoy dispuesta a renunciar a mis ideas si comportasen violencia». Jordi Cuixart (Òmnium Cultural) no era ni es ni tiene intención de ser - por el momento - representante de ningún partido político y por tanto su defensa se basará en negar la única imputación que pesa sobre él: haber espoleado la violencia en las calles de Catalunya para contribuir al desafío soberanista en connivencia con Govern y Parlament. Se espera que las preguntas sean similares a las que contestó Jordi Sànchez la semana pasada: si llamó a sitiar la Consellería de Economía el 20-S y si llamó a enfrentarse a Policía Nacional y Guardia Civil el 1-O «aprovechando su liderazgo». El escrito de defensa de Jordi Cuixart, en prisión sin fianza desde octubre de 2017, desgrana todas las vulneraciones de derechos fundamentales de derechos fundamentales que, según su abogada Marina Roig, se han producido durante el proceso. «La voluntad de proteger a toda costa la indisolubilidad territorial española no puede acarrear una vulneración masiva de derechos fundamentales», empieza su escrito de defensa.