Clarisas de Belorado: "El chocolate no es pecado, ¡lo creó Dios!"
Tres monjas de clausura han presentado sus chocolates en el congreso Madrid Fusión
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Madrid
Son monjas de clausura y no tienen Netflix ni WhatsApp, pero eso no les ha impedido estar a la última en tendencias sobre cocina dulce y, en concreto, sobre todo lo relacionado con el chocolate. Este martes, de hecho, han impartido una ponencia en Madrid Fusión y no han dejado de hacerse fotos con fans de sus productos tan ilustres como Jordi Roca, quien asegura que son personas "tremendamente alegres" y que eso se nota en sus creaciones.
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Sor Miriam, sor Sion y sor Israel son tres clarisas del Monasterio de Santa Clara de Belorado (Burgos), pero también tres expertas chocolateras. "Lo hemos ido aprendiendo poco a poco. Cuando la comunidad decidió especializarse en chocolate no tenímos ni idea, pero algunos amigos nos han puesto en contacto con grandes pasteleros y chocolateros, como Javier Guillén, Manuel Morgade o Paco Torreblanca, y nos han ido pasando recetas que luego hemos ido adaptando".
Invitadas por la organización del congreso, estas tres religiosas han convertido el stand de Burgos Alimenta en uno de los escenarios más fotografiados de Madrid Fusión. "Estamos algo cansadas de tanta foto, pero entendemos que la gente no está acostumbrada a ver monjas", explican resignadas. "Y la verdad es que nos hemos sentido muy bien acogidas y muy bien cuidadas. Madrid Fusión es una oportunidad para aprender y también para dar testimonio de que no somos tan raras. Tenemos una vida sencilla y feliz, y queremos hacer bien nuestro trabajo".
La calidad de sus productos habla por sí misma: rocas, palitos de naranja, bombones, tabletas de chocolate... Su producto estrella es la trufa y explican con orgullo que elaborarlas les lleva, al menos, una semana. No les faltan clientes, claro. Venden a tiendas gourmet, restaurantes u hoteles, y también de forma directa, tanto a través del torno del monasterio como de la web elobradordelconvento.com.
Al preguntarles si hacer chocolate y disfrutar de la comida puede ser pecado, responden sin ambages: "El alimento y el chocolate lo creó Dios para cuidar a sus hijos y demostrarles que les quería. Nosotras intentamos llevárselo a la gente. Es una manera de agradecer y dar gloria a Dios por las cosas buenas que ha creado".
De hecho, queda claro que afrontan su trabajo en el obrador como una parte más de su vocación: "Vivir y trabajar en el mismo sitio tiene sus pros y sus contras, pero en el fondo nos ayuda a dedicarnos totalmente a ello, como hacemos con el resto de las cosas de la vida: un servicio costante y una entrega constante que, al final, es también una entrega al Señor".
No todo lo dejan en manos de la mística, claro. Cuentan con salas de temperatura e hidrometría controlada y procuran inspirarse en los mejores. "Yo entré en el monasterio sin saber nada de chocolate", relata sor Israel. "Las hermanas son las que te enseñan y te dicen: 'Mira, esta es una receta de Paco Torreblanca'. Empiezas a admirarle y, claro, te lo encuentras en Madrid Fusión y es un regalo".
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...