El primer día sin la obligatoriedad de las mascarillas en el exterior en España ha comenzado con normalidad y prudencia, de hecho, todavía se puede ver a personas pasear por las calles españolas con la mascarilla puesta. Una decisión que alivia aunque la mayoría —por ahora— sigue llevándola. «Es importante que la sigamos llevando», explicaba una chica en la calle Larios de Málaga. Ella la seguirá llevando porque aún no le da seguridad andar por la calle sin ella. «Por precaución voy a llevar la mascarilla todo el mes de julio», añadía una mujer que aseguraba que iba a seguir llevándola pese a que ya tienen las dos dosis de la vacuna. Muchos expertos son partidarios de la precaución, entre ellos el exdirectivo de la OMS, Daniel López Acuña, explica que «la relajación del uso de la mascarilla ha sido precipitada, ha faltado pedagogía». Por su parte, el director del Centro de Enfermedades Transmisibles Emergentes de la Universidad de Zaragoza, Juan José Badiola, asegura que hubiera esperado «un poco más» el fin de las mascarillas en el exterior hasta tener más avanzado el proceso de vacunación y la incidencia acumulada más baja. En esa misma acera de la ciudad malagueña se ha podido ver a varias personas que han decidido salir de casa sin la mascarilla puesta, aunque teniéndola a mano para ponérsela poder entrar en cualquier zona de interior o cuando la distancia se pueda cumplir. «Es un avance, estábamos deseosos de respirar con comodidad», decía una pareja. «Aprovechamos que nos podemos liberar de ella... pero la llevamos aquí al lado», señalaba otro hombre que aseguraba que cuando había salido de casa, instintivamente, había hecho el gesto de colocarse la mascarilla. Por su parte, en el paseo marítimo de Valencia, también se puede ver a personas con y sin mascarilla. «Tenía ganas sí, pero soy partidaria de seguir conservando mi precaución», subraya una mujer que señala que también lleva una guardada para ponérsela cuando sea necesaria: «Si vemos que hay alguna aglomeración o viene mucha gente, tal vez sí nos la ponemos porque supongo que es el deber también». «A mí me ha dado mucha alegría que nos podemos quitar la mascarilla aunque son segundos, porque ahora con el verano da mucho calor, es muy incómodo y tal. Entonces a mí me ha dado mucha ilusión ver a la gente cara a cara, no tener que usar mascarilla, respirar bien, pero con un poco de cuidado. Igual yo no me acostumbro todavía a estar sin mascarilla», ha añadido su compañero de paseo. La precaución es uno de los aspectos que más se han sentido en las primeras horas sin mascarillas al aire libre: «La llevo en el codo pero cumpliendo con la ley. Es una sensación de liberación y de sentir que estamos volviendo a la normalidad poco a poco. Tengo una aquí y otra en la mochila por si acaso». «Nos la hemos quitado para orear un poquito la cara, si mantenemos las distancias se puede permitir». Sensación de libertad es la frase más repetida este sábado, así como la de «mucha precuación». En este primer día sin la obligatoriedad de la mascarilla la gente se ha mostrado con ganas, pero muestran las dudas que hay sobre cuándo hay que ponérsela o no. «Como son los primeros días no me importa, voy a ver cómo va la historia. El día a día nos resolverá estas dudas», señalaba una pareja en Valencia. En este sentido, el president de la Generalitat, Ximo Puig, ha instado a la ciudadanía a hacer un uso responsable de la mascarilla ante el fin de su obligatoriedad en espacios exteriores y recomienda llevarla «puesta o en el bolsillo». En Madrid —como en Murcia, Palma, Alicante, Gijón o Pamplona— es más difícil cumplir esa distancia de seguridad entre personas, por lo que la mayoría de las personas deciden seguir llevando la mascarilla ya que, según han relatado muchos viandantes a la Cadena SER, les sigue pareciendo «inseguro» ir sin ella. Algo similar ha ocurrido en Zaragoza en este primer día sin mascarilla obligatoria al aire libre en España donde, a simple vista, la mayoría de los transeúntes por el Paseo Independencia de la capital aragonesa seguía llevándola puesta. En una encuesta a pie de calle de la Cadena SER Aragón, entre las razones para continuar con su uso está la aparición de la variante Delta en la comunidad, considerar que es una medida precipitada o que están esperando a completar la vacunación. Otros sí que se han desprendido ya de ella, pero la llevaban a mano por si, en un momento determinado, hay mucha gente por la calle o tienen que acceder a algún establecimiento. En el Paseo de la Concha en San Sebastián, una familia completa paseaba sin mascarillas, eso sí, todos la llevaban colgando porque saben que en los interiores hay que ponérselas o cuando te encuentras con alguna otra persona y no se puede mantener la distancia de seguridad. Para ellos esta medida es razonable siempre que se este al aire libre, lo que se va a poner a prueba ahora, dicen, es el sentido común de los ciudadanos. Para otros, el quitarse este sábado el protector, es una decisión precipitada porque todavía, nos dicen, «los contagios siguen en aumento». Mucha gente todavía no tiene la pauta completa de vacunación, por lo que ellos han decidido seguir llevando esta protección. Al grito de «ya no hay mascarillas» celebraban los españoles en la Puerta del Sol de Madrid el fin del uso obligatorio de las mascarillas en exteriores. Decenas de personas se han concentrado en la céntrica plaza antes de que el reloj marcara las 00:00, hora en la que entraba en vigor la nueva medida. Ansiosos por quitarse las máscaras faciales, algunos no aguantaban a la hora y se la quitaban antes de tiempo, mientras que la mayoría esperaba el momento con emoción y saltaban de alegría al dar la hora. «Uno, dos y tres, fuera». Este ha sido el grito más escuchado y en cuestión de segundo, los ciudadanos han comenzado a dar saltos de alegría con las mascarillas en mano y lanzándolas por los aires. «Como esperé este momento», señalaba un usuario en Twitter. Asimismo, algunos han optado por tirar las mascarillas al suelo y prenderles fuego.