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¿Es malo tomar leche de vaca?

Bebemos más de 70 litros al año, pero varios expertos en alimentación saludable cuestionan su consumo

No a todo el mundo le sienta bien la leche de vaca.... / GETTY

Madrid

¿Quién no desayuna café con leche o, en el caso de los niños, leche con Nesquik o Cala-Cao? Hasta no hace mucho eran pocos los disidentes, pero aunque la leche de vaca sigue siendo un alimento básico para millones de españoles, su consumo lleva años cayendo a un ritmo que ronda el 1 % anual. Según el Informe del Consumo Alimentario en España 2016, cada español se bebe, de media, algo menos de 73 litros al año. Casi la mitad, de leche semidesnatada. Y basta con darse un paseo por cualquier supermercado para constatar la demanda de leche sin lactosa y de bebidas vegetales de soja, avena o arroz (que ya no pueden llamarse leche).

Pero la industria láctea es también un importante sector económico en el que trabajan, según datos de la Interprofesional Inlac, más de 32.000 personas (sobre todo en Galicia, Asturias y Cantabria). Su actividad, de hecho, genera más de 8.000 millones de euros al año, casi un 10 % del total de la alimentación en España. Cuestionar su prestigio nutricional o sus efectos saludables es, por todo ello, un asunto delicado. Pero hay quien lo está haciendo. Cada vez más.

El dietista-nutricionista Aitor Sánchez señala en su libro Mi dieta cojea (Paidós, 2016) que la leche de vaca es un alimento muy complet o, con "cantidades reseñables de todos los macronutrientes", pero al mismo tiempo reconoce que es uno de los que más polémica genera entre los profesionales de la salud y la alimentación.

Sánchez se hace eco de las corrientes que cuestionan su consumo alegando que el ser humano es "el único mamífero" que la toma en su etapa como adulto, pero dice que se trata de "una verdad a medias" porque los animales —salvo en casos excepcionales— no tienen acceso a ella. "También somos los únicos mamíferos que cocinamos, que nos conectamos a internet o que escribimos libros". El autor tampoco acepta que se tache a la leche de alimento "no diseñado" para humanos porque, en realidad, es una condición compartida con casi todos los demás.

Pero sí atiende a argumentos científicos, no recomendando introducir la leche de vaca en bebés de hasta, al menos, 12 meses. También asegura que hay fuentes alternativas de calcio, como los frutos secos y las legumbres, lo cual convierte a la leche y a sus derivados en un "alimento prescindible", desligando su consumo de la prevalencia de osteoporosis. Y reconoce que hay quien prefiere evitar la leche de vaca por cuestiones medioambientales o de ética animal.

Sobre la relación entre el consumo de leche y cáncer, Mi dieta cojea reconoce que es un tema controvertido porque hay estudios que le otorgan cierto efecto preventivo para el cáncer de vejiga o colorrectal, mientras que otros lo relacionan con un mayor riesgo de sufrir cáncer de próstata. En ambos casos, dice, siempr een niveles equiparables a los del consumo de carne en general.

Su conclusión final es que una ingesta de "no más de dos raciones de lácteos al día" se considera saludable, pero dando prioridad a los derivados fermentados (yogures), a los lácteos enteros (mejor que los desnatados) y también a la leche pasteurizada (mejor que UHT) procedente de vacas alimentadas con pasto.

Expertos que desaconsejan tomar leche

El oncólogo francés Henri Joyeux, también experto en nutrición, cirujano digestivo y  profesor de Medicina en la Universidad de Montpellier, acaba de publicar en España su best seller internacional Come bien hoy, vive mejor mañana (Planeta, 2017). Un libro en el que habla de una nueva adicción: "el lacteolismo". En su opinión, un exceso de lácteos aumenta el riesgo de padecer obesidad, diabetes, transtornos inflamatorios del tubo digestivo, tumores o enfermedades del sistema nervioso.

En una entrevista concedida a la Cadena SER, Joyeux señalaba que los factores de crecimiento que contiene la leche de vaca "son adecuados para un ternero, que en un año gana 160 kilos", pero no para un niño y, menos aún, para un adulto. El oncólogo francés argumenta que "antiguamente se hervía la leche y eso destruía los factores de crecimiento", pero que el proceso UHT es muy breve y no los elimina.

"En oncología, los tratamientos actuales son tratamientos antifactores de crecimiento. Si quieres tener cáncer, dime dónde quieres tenerlo y te diré cómo te tienes que alimentar. De próstata, de mama, de colon, de pulmón... Se trata de destruir tu inmunidad simulando los genes del cáncer", añadía.

El bioquímico Valter Longo, autor del exitoso La dieta de la longevidad (Grijalbo, 2017), con más de 300.000 ejemplares vendidos, también opina que "no hay que tomar leche vaca" y añade que, en los lugares en los que se ha detectado gente más longeva, se suele consumir leche y queso de cabra, por lo que recomienda su consumo, sobre todo a partir de los 65 años, así como bebidas de coco o almendra.

El investigador italiano, uno de los más prestigiosos en lo que a envejecimiento se refiere (dirige el Instituto de Longevidad en la Southern California University), señala que los españoles tienen una elevada presdisposición a no tolerar la lactosa y que eso, sumado al uso de antibióticos en el tratamiento de las vacas, puede ser la fuente de muchos problemas de salud. Su propuesta general consiste en una dieta ampliamente basada en productos de origen vegetal.

Carlos G. Cano

Carlos G. Cano

Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...

 
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